La Sala del Trono había sido testigo de muchas decisiones que alteraron el curso de la historia de Eldoria, pero ninguna había estado cargada de una tensión tan palpable como la que impregnaba el aire esta mañana. Isabella observó desde su posición junto a una de las columnas de mármol como la reina Adelina se alzaba en su trono con la majestuosidad de una diosa de la guerra, su corona de zafiros capturando la luz matutina que se filtraba a través de los vitrales con destellos que parecían chispas de hielo.
Los cortesanos habían sido convocados para lo que oficialmente se había anunciado como "una audiencia de estado de importancia capital", pero Isabella sabía que las palabras elegantes no podían disfrazar la naturaleza de lo que estaba por suceder. Era una ejecución política, ni más ni menos.
"Nobles de Eldoria," la voz de la reina reson&oacut