Amara siente que el mundo se le desploma bajo los pies. Un frío helado le recorre la espalda, sus manos tiemblan. Retrocede un paso, como si esas palabras fueran un golpe físico. –No… –susurra, negando con la cabeza. – Eso no puede ser. Dijeron que estaba controlada, que no había manera de que saliera…
–Subestimaste a Kate –responde Liam con dureza. – Todos lo hicimos. Nunca dejó de mover piezas, nunca dejó de planear. Y ahora está libre.
Amara se cubre el rostro con las manos, su respiración se acelera, los latidos de su corazón retumban como tambores en sus oídos. –Dios mío… –murmura. – ¿Qué va a pasar ahora?
Liam se acerca, la toma de los brazos y la sacude suavemente, obligándola a mirarlo. Sus ojos arden. –Lo que va a pasar es que voy a protegerte. No importa lo que ella intente, no importa a quién compre ni con quién se alíe. –Se inclina hacia ella, su frente casi tocando la suya. – Mientras yo respire, no dejaré que te toque.
Amara lo mira, con los ojos empañados. –¿Y si no