El abogado baja la cabeza. –Lo lamento… no debí mezclar lo personal con lo procesal. –Respira hondo, recuperando la compostura. – Pero insisto: es un movimiento arriesgado. Legalmente viable, sí. Nadie podría acusarnos de fraude si nos mantenemos dentro del marco normativo. Pero no olviden que podría interpretarse como un acto hostil, y en ese caso, Kate contraatacará con toda la fuerza de sus recursos.
Liam, que hasta entonces ha permanecido callado, se levanta lentamente de su asiento. –Pero… si la mayoría de los recursos estarán bajo mi mando, ¿no es así? –pregunta con frialdad, mirando fijamente a Esteban. – Por algo me otorgó ese poder. Nadie concede un arma legal de esta magnitud sin saber que, tarde o temprano, puede volverse en su contra.
El abogado asiente, inclinándose hacia adelante. –Exactamente. Ese poder es una llave maestra. Y con él, quizás logremos desentrañar si detrás de su fachada existen vínculos con empresas pantalla, evasiones, o incluso actividades ilícitas.