Jovanna bajó del furgón a empujones se resistió todo lo que pudo pero finalmente uno la empujo y otro de los hombres tiró de sus pies obligándola a bajar. No reconocía para nada el lugar, sabía que aún estaban en Roma pero aquel era definitivamente un barrio en el que ella nunca había estado. Durante el camino había logrado descubrir que la familia de Matteo no tenía nada que ver con el secuestro. Y eso la ponía más nerviosa, porque ella en aquel mundo solo conocía a los Bellini y los Ceccarelli y que eso no tuviera que ver con alguno de ellos volvía mucho más extraña la situación.
_ ¡Massimo, ya tenemos a la palomita de Bellini!_ le dijo uno de sus hombres entrando de golpe en el cubículo que usaba como oficina en la parte trasera del bar que le servía de cuartel general al mafioso de poca monta que había contactado Giosuè.
_ ¿Cómo me llamaste?_ le dijo Massimo alzando los ojos de un papel que estaba controlando, mientras veía a Jovanna entrar bajo resistencia con las manos atadas c