Nochebuena.
Carmencita llegó temprano. La saludé con una sonrisa, dispuesta a seguir sus indicaciones. Ella me miró, en ese momento no supe cómo interpretar esa mirada. Me dijo que ella se encargaría de la cena para la noche.
—¿El señor Vini… tendrá invitados? —inquirí con curiosidad.
Ella me regaló una sonrisa y asintió. Era entendible que ella se hiciera cargo de todo. Yo podría arruinar las cosas, ya que ese caballero de hielo era demasiado perfeccionista. Por un lado me sentí aliviada, no tendría esa carga sobre mis hombros. Le dije que podía ayudarle en lo que ella me indicara. Ella con esa amabilidad me dijo que me encargara de que la casa estuviera limpia y luego podía irme a mi habitación. Seguí sus indicaciones, luego de terminar me fui a ese lugar que se había convertido en mi favorito. Abrí la puerta de mi habitación que me llevaba al jardín y me quedé ahí contemplando el cielo y las flores.
Tal vez el caballero de hielo no quería que saliera de la habitación, así que