CONTRATO CON EL ARROGANTE CEO.
Capítulo 12.
Llegamos a la habitación, no iba a dejar que ese mal momento me arruinara la noche. La mujer que me acompañaba me miraba con ojos llenos de deseo, completamente embobada. Sonreí con arrogancia, me gustaba tener el control total sobre las cosas. Nunca me gustó doblegarme ante nadie. Al contrario, me aseguré de que todos ocuparan el único lugar en el que yo jamás estaría: de rodillas.
Sin decir una palabra, la sujeté con fuerza por la cintura y la arrastré hacia mí. Su risa nerviosa se apagó cuando mis manos comenzaron a deshacerse de su ropa, una prenda tras otra. Busqué en mis bolsillos ese pequeño paquete dorado, no podía faltar. Mientras yo la poseía con fuerza su mirada era de pura fascinación cada movimiento era calculado, demostrando que no solo era bueno en los juegos. Sus gemidos, sus expresiones lo confirmaban.
El momento no fue suave, ni delicado, fue una descarga de poder, de necesidad de control. Ella gemía con fuerza. La delic