C29-NO SE ACUESTA CON MUÑECAS
La mansión estaba en silencio, demasiado para el gusto de Sara. Había regresado porque Mason y Kenyi insistieron en que lo mejor era que ellos se encargaran de Witckoc, que ella debía esperar en casa. Pero la calma no la tranquilizaba, al contrario, la hacía temer lo que esos dos podían llegar a hacer si perdían la cabeza.
Se acarició los labios con la yema de los dedos, recordando el beso con Mason y esto hizo que su corazón se agitara. Ese hombre, el mismo que la obligó a casarse, todavía tenía el poder de hacerla sentir mariposas como en el pasado.
Cerró los ojos un segundo, preguntándose si Kenyi tenía razón.
¿Y si le contaba todo? ¿Y si Mason realmente podía entenderla si supiera la verdad?
Una sonrisa involuntaria se dibujó en sus labios. Porque en apenas unas horas, él había logrado remover todo lo que había enterrado por años. Sin quererlo, había hecho que volviera a considerar lo impensable: confiar en él.
Se tocó el vientre con ternura.
—Pe