–Creo que no…, pero como venías tan disgustada conmigo desde hace días…
–¿Piensas que caería tan bajo? ¿De querer vengarme de mi propia hermana gemela de esa manera?
–Es que nunca te había visto así… –dijo Aileen, tratando de sonreír y de mantener la calma a sabiendas de que si no lo hacía, su hermana terminaría contagiada y no lograrían resolver absolutamente nada.
–¿Y te parece poco lo que sucedió ese día? –el rostro de Aikaterina se endurecía cada vez más.
–Ya te dije que solo el tiempo nos dirá quién tiene la razón, antes no podemos hacer nada, pero ahora debemos aclarar todo lo que tiene que ver con Pablo, y por el bien de las dos, no podemos mezclar eso con lo que pasó antes de su llegada.
–¿Entonces qué quieres saber? ¿Que si en realidad me gusta?, ¿que si solo trataba de divertirme un rato?, ¿o que si tenía planes diabólicos para dañarle el pequeño romance a mi hermana?, tal y como lo acabas de sugerir…
Aunque la cerveza no había enredado la