Capítulo 984
Luciana abrió la boca, confundida. Alejandro, sin mirarla, acomodó el plato frente a él y se llevó una cucharada a la boca.

—Yo me como este. Tú espera uno recién hecho —explicó.

El gesto le pinchó algo muy hondo: un dolorcito dulce amargo que le contrajo el pecho como picadura de avispa. Observó cómo él sorbía los fideos aguados y sonrió con ironía y ternura mezcladas.

—¿A qué juegas? No es la primera vez que rematas lo que dejo; antes también lo hacías y eso no te impedía ser un volado.

—No te equivoques —murmuró en medio del sorbo—. No espero que un plato de sopa te convenza de nada.

—Entonces ¿para qué te lo zampas? —El coraje le brotó; odiaba esos cuidados que antes ocultaban sus infidelidades. Empujó la silla—. ¡Voy a hacer la maleta y me largo!

—No —él la sujetó—. Te quedas.

—¿Ah, sí?

Con una pequeña sonrisa, Alejandro sostuvo su mirada:

—Si sigues a mi lado, tarde o temprano notarás que ahora solo me importas tú.

—¡Ja! —se burló ella—. Hay un dicho: perro huevero, aunque le que
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP