—Mamá… —Fernando tuvo un mal presentimiento—. ¿Qué pretendes?
—¿Qué crees? —Victoria lo miró de reojo y esbozó una sonrisa—. Hijo, si la relación de ellos está mal… ¡es tu oportunidad!
—¡Mamá! —Fernando frunció el entrecejo—. No digas disparates. Luciana y yo solo somos amigos. Ella ya está casada y yo lo acepté hace mucho.
Temía que su madre hiciera algo inoportuno.
—Prométeme que no harás ninguna tontería que pueda lastimar a Luciana. De lo contrario, no te lo perdonaré jamás.
—Ay, está bien, está bien… No haré nada —Victoria asintió con prisa. Con todo lo que había pasado, valoraba la vida de su hijo por encima de todo—. Pero, Fernando, si Luciana y ese Guzmán llegan a separarse, ¿no habría un chance para ti?
Ella se dio cuenta de que su hijo, tras aquel suceso fatal, no se veía con nadie más que no fuera Luciana. Mejor apoyarlo que verlo vivir en soledad.
—Mamá… —Fernando negó con la cabeza, entre frustrado y conmovido—. Te lo digo en serio, deseo lo mejor para Luciana. Y dudo que