Él se quedó callado un instante, pensando en que aquello seguía por un largo camino. No obstante, con una docilidad poco habitual, contestó:
—Perfecto, “me encanta”.
***
Tras una semana de hospitalización, los indicadores de Pedro eran estables y, como donante, tenía luz verde para irse a casa. Con cuidado y buena alimentación, en medio año debería recuperarse completamente. La presencia de Balma en su vida también contribuía a que no fuese un gran problema.
Ese mismo día, Alejandro había pasado por el departamento de Luciana para tomar su dosis de medicina. Juntos fueron al hospital a arreglar el papeleo y luego llevaron a Pedro de vuelta a Estancia Bosque del Verano.
En el camino de regreso, Alejandro mencionó:
—Luciana, por la tarde debo viajar a Reeton.
De inmediato, ella pensó en el tratamiento:
—¿Y cómo harás con la medicina? —La terapia con hierbas no debía interrumpirse, o de lo contrario se perderían los avances.
—¿Qué puedo hacer? —Él se encogió de hombros—. Tendré que dejarl