Cuando llegaron al área de extracción de sangre, el médico se acercó con la bandeja y los implementos necesarios. Se había hecho un test rápido de compatibilidad y resultó apto. Alejandro se remangó, dejando que el médico realizara el procedimiento: localizar la vena, colocar el torniquete, desinfectar.
—Señor Guzmán, señora Guzmán, ¿cuánto planean extraer?
—¿Cuál es la cantidad habitual? —inquirió Alejandro.
El médico lanzó una mirada a Luciana.
—Tal vez la doctora Guzmán podría aconsejarnos. Ella sabe mejor.
—Luciana… —murmuró Alejandro, esperando su orientación.
Luciana apretó los labios.
—En teoría, se manejan entre 200 y 400 mililitros, pero lo más común es extraer 200. Solo en casos de gente con muy buen estado físico sacamos 400.
—Ya veo. —Alejandro decidió sin vacilar—. Entonces, 400.
—Pero… —El doctor vaciló—. Señor Guzmán, normalmente extraemos 400 a personas con un peso mayor y excelente condición física.
Luciana pensaba lo mismo y lo expresó con un ligero mohín.
—Me parece