—Necesito saber por qué viniste hoy. ¿Fue para cumplir con Ignacio y Delio como inversionista del proyecto… o fue por mí?
La pregunta directa tomó por sorpresa a Alejandro, cuyo rostro se tensó por un segundo antes de responder con otra pregunta:
—¿Tú qué crees?
—No lo sé —admitió ella—. Pero me gustaría que fuera solo por el proyecto.
—Por supuesto, es por eso —Alejandro rió con un matiz irónico—. ¿Acaso creíste que venía únicamente por ti?
Luciana se quedó callada, un poco avergonzada, porque sí lo había pensado.
—Vaya… —soltó él, con una sonrisa un tanto sarcástica—. ¿De dónde sacaste esa idea de que me aferraría a una mujer que ni siquiera está interesada en mí? ¿Crees que no hay más mujeres en el mundo? ¿O que yo no valgo nada?
Ella se quedó helada, pero también sintió un gran alivio interno. Se puso en pie de inmediato.
—Disculpa. Parece que malinterpreté la situación. Es que no quiero volver a esa relación insana que teníamos antes…
¿Una “relación insana”? Sentir esas palabras l