—Alex, ¿no crees que esto es demasiado? Dejarías casi sin tiempo ni para dormir.
—No importa —respondió Alejandro, moviendo la cabeza—. Déjalo así. Si necesito descansar, puedo tomar una siesta en los huecos libres. Mientras más rápido terminemos, antes podremos regresar.
—¿Tienes tanta prisa por volver?
Alejandro hizo una pausa y asintió:
—Sí. Mi abuelo está solo en el hospital. Llevo demasiados días fuera de Muonio y me inquieta dejarlo así.
Sergio pensó que aquello no sonaba muy convincente, pues el abuelo de Alejandro estaba bien atendido por médicos y enfermeras. Además, aunque Alejandro estuviera en Muonio, tampoco podría pasar cada minuto con él. Pero no dijo nada más.
***
Mientras tanto, llegó el día de la fiesta de celebración. Todo el personal del área, desde médicos y enfermeras hasta internos y personal de apoyo, iban a asistir. Antes de partir, se reunieron en el departamento para organizarse.
—¡Luciana! —Rosa se acercó y la tomó del brazo—. ¿Te parece si vamos juntas?
—Cl