«Si Lorenzo no me lo puede contar, el archivo clínico sí.»
Simón dudó, frunciendo el ceño.
—Si te mintiera, podrías atarme y llevarme —añadió Luciana, proponiendo una solución con un dejo de humor. Después, casi en un susurro, repitió—: Por favor, Simón, Fernando es amigo mío, y sospecho que está muy mal.
—Bueno… está bien —cedió al final. Tampoco es que pudiera resistirse mucho más.
Se mantuvo unos pasos atrás de ella, atento por si Luciana llegaba a tropezarse con Fernando para intervenir. Sin embargo, Luciana fue directamente a Urgencias de cirugía, donde solicitó el expediente de su amigo.
Al llegar a la sección de antecedentes, lo que leyó la dejó en shock:
—Historia de depresión mayor durante tres años.
—Cicatrices permanentes en la muñeca izquierda, indicativas de intentos previos de autolesión.
La enfermera de guardia notó la cara de Luciana y comentó:
—Doctora Herrera, ¿es su conocido?
—Sí —respondió ella, con una mueca que pretendía ser una sonrisa—. Les encargo que lo cuiden