Capítulo 442
En un principio, Pedro no aflojó, y él tampoco lo presionó. Se limitó a esperar, concediéndole tiempo. Poco a poco, Pedro cedió y soltó su brazo. Al instante, doctor y enfermeras se aproximaron; Luciana corrió la primera, abrazando con fuerza a su hermano.

—Tranquilo, Pedro… Aquí estoy —susurró, la voz cargada de emoción y alivio.

Él, aunque no respondía, ya no resistía el contacto.

—Señora Guzmán, necesitamos administrar un sedante y hacerle una valoración psicológica —intervino el personal médico.

—Está bien —asintió Luciana, dejando que se llevaran a Pedro para revisarlo.

En ese momento, se fijó por primera vez en Alejandro, quien presionaba el brazo para frenar la sangre que manaba de entre sus dedos.

—Ven acá… —dijo Luciana, frunciendo el ceño. Lo condujo hasta un sofá para que se sentara—. Espera un momento.

Por fortuna, en un hospital podían encontrar lo necesario con facilidad. Luciana fue a pedir una bandeja de curaciones para limpiarle la herida. Al examinarla, comprobó que l
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