Capítulo 1488
—Sí, sí, tienes razón. Todo lo que dices —Salvador se quedó un segundo cortado por la réplica de Martina, pero lejos de molestarse, se rió aún más.

La apretaba tanto que a ella le faltó el aire; lo empujó con fuerza.

—Suéltame.

—Marti —pareció no oírla—. Estoy feliz. Muy feliz.

—¡Salvador! —ella explotó—. Tengo frío.

¿Frío? A Salvador se le encendieron las alarmas. Despertó al instante; sin soltarla, la cargó hacia adentro.

—¡Oye!

—Las cosas… ¡no hemos levantado las cosas!

—Déjalas.

No estaba para recoger nada: afuera congelaba. Martina era un tesoro; y ahora, llevaba otro.

En la sala la luz estaba encendida, pero Luciana no estaba. Salvador dejó a Martina en el sofá y tocó la tapicería de cuero; frunció el ceño.

—¿El cuero no será frío?

Sin esperar respuesta, volvió a alzarla, tiró una manta sobre el asiento y entonces la sentó de nuevo.

Martina, arrastrada por él todo el tiempo, se encendió:

—¿Ya acabaste de estar loco?

“¿Frío de qué?”, pensó. Con el sistema central de climatización
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP