—Eres una buena chica, Luci. Y Ale también…
Luciana se mordió el labio. Intuyó que el abuelo había venido por Alejandro.
Miguel la observó con cariño.
—El gusto de Ale no tiene discusión… Por lo que vivió con sus padres, llegó a los veintitantos sin fijarse en nadie. La primera vez que alguien le gustó, eligió a la mejor.
—¿La primera? —Luciana se desconcertó.
Si contaban lo de cuando eran adolescentes, sí: ella había sido “la primera”. Pero el abuelo hablaba de cuando Alejandro tenía ya más de veinte. Evidentemente, él no sabía nada de lo que pasó entonces. ¿Esa “primera” sería Mónica Soler?
—¿Te sorprende? —Miguel sonrió—. ¿Pensaste que era esa actriz, la Soler?
“¿No lo es?”, estuvo a punto de decir. ¿Se estaría equivocando el abuelo?
—¿Crees que ya se me va la memoria? —soltó una risa breve, como adivinándole el pensamiento.
—Abuelo… —Luciana rió entre lágrimas—. No me haga reír.
No tenía ganas de reír; su visita sonaba a despedida.
—Está bien, culpa mía —cedió él, y siguió—. Esa mu