Capítulo 1270
Una mesa de piedra, dos banquitos.

—Siéntate —dijo Luciana, y ya iba a hacerlo cuando—

—¡Espera! —Lucy la sujetó—. La piedra está fría, no te sientes directo.

Sacó de su bolso un cojín plegable y lo acomodó en el banquito de Luciana.

—Ahora sí.

¿Eso? Luciana alzó una ceja; no esperaba tanta previsión.

—Gracias.

Si lo rechazaba, Lucy insistiría. Mejor agradecer y ya. Se sentó.

—No tienes por qué —sonrió Lucy—. En casa está el pequeño Kevin; los niños siempre se ensucian, así que cargo estas cosas…

La miró con cuidado.

—Cuando nació Alba tuviste una hemorragia fuerte. Te quedaste muy débil; cuídate.

Luciana curvó apenas los labios, sin gran gesto.

“Sabes demasiado.”

—Eh… —Lucy notó el desliz y se apuró—. Me lo dijo Enzo. Él te ayudó a salir del país, ¿recuerdas?

—Ajá —Luciana asintió, sin comprometerse.

—Yo vine porque… las últimas dos veces fui a la clínica y no te vi. ¿Tienes…?

—Estoy de guardia —Luciana miró la hora y cortó, amable pero tajante—. Voy al grano.

Lucy parpadeó, nerviosa.
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