Capítulo 1006
—Te creo —respondió grave—. Por eso está en la comisaría.

—¿La llevaste a la policía? —parpadeó, incrédula—. ¿Entonces, por qué la cara larga? ¡Podrías no haberla entregado!

—Cállate —gruñó—. No quiero seguir oyendo tus palabras “sin corazón”.

Ella torció el gesto y dejó de hablar. Como si yo quisiera.

Al llegar a la villa Trébol, Alejandro volvió a cargarla.

—Tengo muletas; puedo sola mientras no apoye el pie —protestó.

Él ni la escuchó y avanzó directo al salón. Apenas cruzaron el umbral, una bolita en pijama salió disparada:

—¡Mamá, mamá! ¡Tío!

Al ver que Alejandro llevaba a Luciana en brazos, se tapó los ojos mientras reía:

—¡Mamá, qué vergüenza! ¡El tío te carga!

Luciana se sonrojó hasta las orejas.

—¡Bájame ahora mismo!

—Ni lo sueñes. —Alejandro negó con la cabeza y se agachó para explicar—. Alba, tu mamá se lastimó la pierna y no puede caminar sola; el tío tiene que llevarla.

—¿De veras? —La niña unió las manitas, preocupada—. ¡Si a mamá le duele, pobrecita!

—Sí, le duele —se ad
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