Capítulo 1007
Luciana le lanzó una mirada asesina, pero él se inclinó al nivel de la niña y añadió despacio:

—Así puedo cuidarla mejor, ¿entiendes?

Alba evaluó a ambos y asintió muy seria.

—Entonces cuida bien a mamá, tío.

Qué fácil fue, celebró él.

—Lo haré —prometió, besándole la frente.

—¡Quiero ver mi cuarto nuevo! —reclamó la pequeña, dando saltitos.

—Vamos —Alejandro acarició su cabeza y llamó—: ¡Elena!

—Aquí estoy, señor Guzmán —entró la empleada.

Alejandro le pasó la niña.

—Acompáñala a conocer su habitación de princesa.

—¡Sí! —exclamó Alba—. ¡Vamos!

Mientras se marchaban, la niña se volvió y, alzando sus manitas regordetas, pidió confirmación:

—Mamá, tío… ¡Tienen que quererse mucho, eh! ¿Verdad que sí?

Luciana se quedó sin palabras. Alejandro soltó una carcajada.

—¿Y de dónde sacas eso, Alba?

—Si ustedes se quieren mucho, ¡yo me convierto en princesa! —contestó muy seria, pestañeando—. ¡Alba lo sabe todo!

Sin esperar réplica, jaló a Elena:

—¡Vamos, vamos, rápido!

—¡Marchando! —respondió la
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