Luciana se encogió de hombros con un gesto elocuente.
—Seguramente. El señor Guzmán siempre se cree capaz de todo.
Sus labios se curvaron en una sonrisa amarga. No tenía la menor intención de ceder. Por Pedro, no pensaba retroceder ni un paso.
Esa noche, Alejandro no dio señales de vida. Luciana no sabía (ni le importaba) si no había regresado a Muonio o si simplemente había preferido no pasar por su apartamento.
-
Al día siguiente por la mañana, Luciana fue al hospital universitario para dejar en orden algunos asuntos. Debido a su licencia repentina, había papeleo pendiente y quería entregar los documentos guardados en su casillero a quien tomaría su lugar. Después de terminar con ese trámite, salió del hospital para irse, pero en el vestíbulo se topó con Ricardo sentado en la sala de espera.
La imagen de Ricardo se veía distinta: su última crisis lo había dejado visiblemente más delgado y con una expresión de agotamiento. Luciana se detuvo y, tras unos segundos de vacilación, se apro