—Luci, ya terminé —anunció Alejandro desde el baño.
Sobresaltada, Luciana salió de ese estupor, respondió con un simple “ah” y dejó el celular de inmediato sobre la mesita. Antes de soltarlo, con un impulso irracional, tecleó la fecha de Mónica… pero la pantalla marcó “contraseña incorrecta”. Exhaló un suspiro de alivio, acomodó el teléfono y se esforzó en fingir normalidad.
Alejandro apareció, limpiándose con una toalla y ofreciéndole la mano:
—Vámonos, tengo hambre.
—Sí, yo también —murmuró Luciana, aceptando su mano y levantándose. Mientras salían, le echó un vistazo de soslayo, preguntándose qué sentía un hombre para poner de fondo de pantalla la foto dormida de su esposa.
***
Al día siguiente, tras almorzar, se dispusieron a volver a la ciudad. Luciana verificó el estado de Miguel para asegurarse de que no tuviera complicaciones y, más tarde, atendió de nuevo la quemadura de Alejandro. Como predijo, se habían formado pequeñas ampollas en la zona afectada.
Con una aguja previamente