Para Fernando, solo era hacer una llamada; no era nada del otro mundo. Si ellos no querían o no podían dar explicaciones, no insistiría. Asintió y sacó su teléfono para marcar el número de Alejandro.
***
A esa hora, Alejandro y Luciana se encontraban en el hospital para visitar a Miguel. Felipe también estaba presente, mientras Miguel hojeaba un calendario, debatiendo algo en voz baja con él.
Cuando la pareja llegó, Miguel alzó una mano para llamar su atención.
—Justo a tiempo. Estábamos repasando las fechas. Felipe ya consultó y, según lo que hemos visto, la boda podría ser el día 9 del mes que viene.
La expresión de Luciana se congeló por un instante; sus ojos almendrados se abrieron con sorpresa.
Alejandro no dijo nada, pero frunció ligeramente el ceño. ¿El 9 del próximo mes? Eso significaba apenas dos semanas.
—¿Tan pronto? —repitió Luciana, un tanto contrariada.
—¿Pronto? —Miguel y Felipe intercambiaron una sonrisa—. ¡No lo es tanto! Hemos tenido tiempo más que suficiente para pre