Capítulo 1141
Luciana se quedó helada; era la primera vez que escuchaba a Alba llamar «papá» a Alejandro.

¿De verdad su relación había llegado tan lejos?

—Alba.

Con la voz quebrada, Luciana intentó corregirla: —Es tu tío, no tu papá…

—¡Es mi papá!

Alba, hecha un mar de lágrimas, reclamó: —¡Claro que es mi papá! Mamá, no peleen ni se separen, ¿sí?

Al mismo tiempo extendió los brazos hacia él: —¡Papá, papá! ¡Dile a mamá que no se enoje, que no se vaya! Buaaa…

—¡Alba!

A Alejandro se le partió el alma.

Corrió tras ellas, miró a Luciana y pidió: —La niña llora demasiado, ¿puedo cargarla?

Si seguía así, acabaría enfermándose.

A Luciana también le dolía verla y, sin opción, soltó a su hija.

—¡Papá!

Alba se abalanzó sobre Alejandro y se aferró a su cuello.

—Tranquila.

Él la meció con ternura: —No llores, Alba. Si tú lloras, mamá también llora. Y tú amas muchísimo a tu mamá, ¿verdad?

Con los ojos anegados, Alba miró a su madre; comprobó que, sí, estaba llorando.

Aunque hiciera berrinche, nadie podía reemplaz
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