Capítulo 1140
—Alba.

Después de regañar a su hija, Luciana se arrepintió al instante; le acarició la mejilla y susurró:

—Pórtate bien, mi amor. Tú y yo… no podemos quedarnos para siempre con tu tío.

—¿Eh?

Al oírla, el cuerpecito de Alba dio un brinco; no podía creer lo que acababa de escuchar.

—¿Por qué?

Aunque era pequeña, su memoria funcionaba de maravilla.

—Mamá, ¿tú y el tío no habían dicho que se quedarían juntos? ¿Que ya éramos una familia? ¿Que el tío iba a ser mi papá?

Luciana se quedó sin palabras.

Sí, ella lo había prometido.

Y, cuando lo hizo, de verdad lo sentía así.

Solo que jamás imaginó que, en cuestión de días, todo pudiera desmoronarse de esa forma.

—¡Mamá!

Alba la fulminó con la mirada, indignada:

—¡Tú lo dijiste! ¡Lo dijiste tú!

—Alba… —Luciana intentó explicarse, agotada—. Lo de antes ya no vale. Ahora… ahora no podemos…

—¡Sí vale!

El labio de Alba tembló; rompió a llorar, con los ojos anegados, mientras volteaba hacia Alejandro.

—Tío, ¿ya no quieres a mamá ni a mí?

—¡Claro que s
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