Capítulo 1161
La foto mostraba a una niña cachetoncita, muy distinta a como Fernando se la había imaginado; bastó verla para que se le iluminara el rostro con una sonrisa involuntaria.

—¿A poco no está hermosa? —celebró Victoria—. Mira que Luci es flaquita, pero para criar chamacos es una experta: cada cucharada que le da a esta bolita la convierte en puro nutriente.

Fernando no respondió; seguía mirando fijamente a Luciana.

—¿Quieres conocer a Alba? —aventuró ella.

Él asintió… y enseguida negó con fuerza, temiendo que no le entendiera.

—¿Cómo que no? —Victoria frunció el ceño—. Tarde o temprano vivirán juntos.

Los ojos de Luciana se ensombrecieron un instante.

—Tía, lo que Fer teme es asustarla… Se siente inseguro con su estado actual.

Ellos jamás lo discriminarían, pero una niña tan pequeña podría sobresaltarse sin entender por qué. Hacía días que Luciana no llevaba a Alba justo por esa razón: el miedo infantil es instintivo, no moral, y borrar una mala primera impresión puede ser complicadísimo.
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