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Cuando entramos a la casa, mi madre miró a Pia y se acercó. Yo quería protegerla; ella me recordaba tanto a mi madre, y lo impotente que me sentía cada vez que mi padre la golpeaba.

— ¿Qué le pasó? — Me preguntó mi madre, mientras miraba la mejilla magullada de Pia. Ella no contestó nada y solo me miró.

— Su prometido llegó y la golpeó — le contesté. Mamá me miró, sabía lo que estaba pensando. Pia aún estaba llorando y mi madre empezó a consolarla. ¡Qué mierda! Pero al menos ella llegó a un lugar donde iba a ser protegida.

— Tienes que hacer algo, Mikha. Ese tipo la va a terminar matando — me dijo mamá. Y sí, yo iba a joder a ese tipo.

— No te preocupes, mamá, yo me encargaré — le contesté.

Pia me miró y empezó a negar con la cabeza. Era tan estúpido que ella quisiera seguir aferrándose a ese tipo. El amor en ocasiones era una jodida mala broma.

— Él no puede seguir golpeándote. Tú no puedes permitir más agresiones de su parte. Deja de aguantar todo eso — le dije con algo de rabia. Am
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