Vlad me miró y negó con la cabeza, yo estaba furioso. pero no con ella, estaba furioso conmigo. ¿Por qué siempre tenía que dañar todo?
—Te dije que ella sería un problema, mándala a Italia, es lo mejor para ella. mírate, Mikhail, casi le partes el cuello, ¿eso es lo que quieres? ¿Matarla? — me preguntó. empecé a golpear el muro de la reja; él tenía razón, yo era una bestia igual que mi padre.
Vlad me empujo y yo caí de culo al suelo, miré mi mano y me había jodido el dedo medio de la mano. Me dolía como el carajo.
— Ella no es de tu propiedad, no puedes tratarla como un perro, y si lo haces ella te morderá la mano, es mejor que la dejes ir — volvió a decir.
Yo me levanté del suelo y fui en busca de Muriel. Cuando entré al cuarto, ella estaba con una daga dándole puñaladas al colchón. Apenas me vio, se detuvo, miré el cuarto con más atención y estaba hecho un desastre. Este pequeño cachorro necesitaba un par de lecciones de comportamiento.
— ¿Terminaste? — Le pregunté.
Ella tenía los o