Sentí como mi espíritu salía de mi cuerpo. Quería correr y gritar. Mis manos temblaban. Era horrible todas las sensaciones que estaba experimentando.
— ¿Son estas las flores que quiere tu papá? — preguntó Stephano.
Me di la vuelta y asentí, ese infeliz iba a matarme.
— Se las llevaré rápido — dijo.
Pasó sobre Fabien como si nada. Fabien lo miró por un segundo y luego me miró a mí.
— ¿Qué haces aquí? — le pregunté, tratando de sonar lo más tranquila posible.
— Quería asegurarme de que llegaste bien — contestó.
Me mordí el labio inferior. Estoy segura de que Fabien sospecha algo.
— ¿Cómo entraste aquí? — le pregunté.
Él me sonrió.
— Le dije a tu papá que yo era tu pareja. De hecho, hablamos un par de minutos — dijo.
Esto era lo que no quería. Ahora mi papá estaba más involucrado en esto.
— ¿Ese chico que salió, quién es? — preguntó Fabien.
Forcé una sonrisa.
— Es el nuevo empleado. Papá lo contrató cuando me secuestraste, y ahora él se encarga de las entregas — respondí.