Sebastián se movió con precisión nacida de pánico controlado, agarrando brazo de Cassandra, jalándola hacia closet del dormitorio.

—¿Qué...?

Él presionó dedo contra labios de ella. Silencio absoluto.

En oscuridad, manos de Sebastián encontraron rostro de Cassandra, guiándola hacia rincón más profundo del closet, enterrándola entre abrigos de invierno y cajas de zapatos.

Luz de teléfono iluminó brevemente mientras escribía rápido:

Policía en marcación rápida. Presiona botón verde si algo pasa. NO SALGAS. Pase lo que pase.