El artículo era obra maestra de manipulación, cada palabra cuidadosamente elegida para maximizar daño emocional mientras mantenía suficiente ambigüedad para evitar demanda obvia por difamación.
Cassandra lo había leído diecisiete veces en las últimas dos horas, cada lectura revelando nueva capa de veneno:
"'Mi hermana siempre me vio como amenaza,' revela Danaé Montemayor desde cama de hospital donde se recupera de ataque brutal. 'Desde que éramos niñas, había oscuridad en ella que asustaba. Pequeñas crueldades que nuestra familia ignoraba porque yo era la mayor, la que se suponía debía protegerla.'"
Junto al texto, fotos de su infancia cuidadosamente seleccionadas: Danaé sonriendo radiante en su graduación mientras Cassandra aparecía borrosa en fondo, expresión que el ángulo hacía parecer resentida. Danaé con vestido de fiesta elegante mientras Cassandra —doce años, con aparatos dentales y acné adolescente— lucía comparativamente desaliñada.
Las imágenes contaban historia sin palabras