Mundo ficciónIniciar sesiónEl Hotel Gran Meliá Fénix brillaba bajo las luces de docenas de cámaras de televisión que convertían la entrada en un escenario de premiere cinematográfico. Furgonetas satelitales de todos los canales nacionales se alineaban en la calle, con periodistas ajustando auriculares y comprobando micrófonos mientras sus productores gritaban órdenes desde las cabinas móviles.
Dentro del salón de conferencias Velázquez —con capacidad para trescientas personas y decorado con araña de cristal de Bohemia y paneles de madera oscura que normalmente albergaban eventos corporativos discretos— el caos era contenido pero palpable. Cada asiento estaba ocupado, periodistas de pie contra las paredes, cámaras montadas en trípodes creando un bosque metálico al fondo de la sala.
Cassandra observaba todo desde el camerino privado adyacente al salón, con los dedos entrelazados tan fuertemente que los nudillos se habían vuelto blancos. El traje sastre negro que había elegido era deliberado: sobri







