Mundo de ficçãoIniciar sessãoUn flash de memoria golpeó a Cassandra con la fuerza de un puñetazo:
Tenía ocho años, llorando en ese mismo despacho después de que las niñas en la escuela la habían acosado por ser "la segunda hija", "la que no importa". Su padre se había arrodillado entonces también, tomando su pequeño rostro entre sus manos grandes.
"Cassandra, mírame. Eres mi hija. Siempre te protegeré, pase lo que pase. Nadie volverá a hacerte daño. Te lo prometo."
Había creído cada palabra con la fe absoluta de una niña que aún no había aprendido que las promesas podían romperse como cristal.
El contraste entre ese recuerdo y la realidad presente era tan cruel que casi la hizo reír. O llorar. No estaba segura cuál.
—¿Dónde estaba esa protección cuando Danaé me humi







