La semana veinticuatro llegó con números que parecían imposibles.

Isabella medía exactamente lo esperado. Peso estimado: 580 gramos. Diecisiete gramos sobre el umbral técnico de viabilidad.

La Doctora Fuentes revisó los ultrasonidos con expresión que Sebastián no había visto en semanas.

Esperanza cautelosa.

—Su hija tiene chance real ahora —dijo—. Si nace hoy, sobreviviría. Probablemente. Con mucho soporte médico. Pero sobreviviría.

—¿Entonces?

—Entonces es momento de despertar a Cassandra.

Redujeron la sedación gradualmente.

No podían simplemente apagarla. Cinco semanas en coma inducido significaba que el cuerpo de Cassandra había olvidado cómo funcionar solo.

—Proceso toma días —explicó la doctora—. Tal vez semana. Reducimos me