Mundo ficciónIniciar sesiónEl ultrasonido de la semana treinta mostró a Isabella en posición perfecta.
—Mil cuatrocientos gramos —anunció la Doctora Fuentes con satisfacción que no intentó ocultar—. Desarrollo completamente normal. Corazón fuerte. Pulmones madurando adecuadamente.
Cassandra miraba la pantalla con mano de Sebastián apretando la suya.
Cuatro semanas desde que despertó del coma. Parecía vida entera.
—Presión arterial: 130/84. Estable. Sin proteína en orina. —La doctora cerró su expediente—. Cassandra, le voy a dar alta hospitalaria.
—¿En serio?
—Reposo en casa. Nada extenuante. Visitas semanales aquí. Pero sí, puede irse a casa.
Casa. La palabra sonaba extraña después de ocho semanas de hospital.
Cassandra caminaba con bastón ahora.
No era elegante.







