65: Sed de venganza.
Terminé de comer y fui a la habitación de la hermana de Emanuele. Busqué en su clóset y saqué una chaqueta con capucha, unos jeans y una camisa blanca que parecía fresca. Me miré en el espejo de cuerpo completo: ojeras profundas, la piel pálida, los labios agrietados. Dios… yo era otra persona. Me puse la capucha, respiré hondo y salí de la habitación.
Le di una última mirada al pequeño apartamento antes de cerrar la puerta. Al salir a la calle, la brisa me golpeó en la cara. Se sentía fría y el cielo estaba gris. ¿A dónde iba? La verdad es que no lo sabía. Solo necesitaba despejarme, pensar en lo que debía hacer después. Necesitaba con urgencia salir de aquí. Pero… ¿y después qué? ¿Dónde me escondería? Todo era tan complicado. Todo era un jodido dolor de cabeza.
Seguí caminando con la mirada baja, tratando de pasar desapercibida. A lo lejos vi a un hombre de traje negro. Mi corazón se detuvo. En la solapa llevaba el escudo de los Salvatore. Tragué en seco y aceleré el paso. En cuan