[Ginevra]
Valentino salía desde temprano y regresaba justo a la hora del almuerzo. No sabía si lo hacía para que no comiera sola o si simplemente ese era su horario, pero, siendo sincera, prefería mil veces que el no llegara. ya era suficiente con dormir todos los días con el.
verlo a mi lado era una tortura. quería matarlo con mis propias manos, ahogarlo con la almohada.
quería...
Valentino se sentó a mi lado en la enorme mesa, y me observo.
—Mañana iremos a una cena benéfica. Quiero que me acompañes —me dijo.
Dejé el tenedor a un lado y lo miré.
—¿Benéfica? —pregunté, incrédula.
—No soy un monstruo. Y, para tu información, dono una buena cantidad a la caridad cada año —respondió con un tono casi ofendido.
Me reí. No pude evitarlo. Que un hombre como él que había asesinado a personas inocentes me hablara de donaciones benéficas... era simplemente ridículo.
—¿Cargo de conciencia? —solté con burla.
—¿De verdad crees que tengo conciencia? —replicó. Puse los ojos en blanco y se