Emma
Luego de aceptar las felicitaciones de los presentes caminamos a mi nuevo despacho. Mi corazón late desesperado mientras muerdo mi labio con tanta fuerza que me quejo un poco.
— ¿Estás bien? —miro a Theo que me habla.
— Está pasando —susurro.
— Sí —su mano gira el picaporte y toma aire —, bienvenida a tu nueva oficina Emma.
Mis ojos repasan el lugar. El sillón de cuero marrón ocupa el sector izquierdo, un escritorio de madera oscura posicionado delante del ventanal que está frente a mí.
Han colocado una pequeña biblioteca con libros de negocios, también en marrón.
— Puedes cambiar lo que quieras, la empresa cuenta con un presupuesto para ello.
Estoy a punto de negarme, pero veo que todo es tan varonil, insulso y sin vida.
— Gracias, lo usaré —lo observo y me sonríe.
— Felicidades, Emma —mi mano va directo a mi cabello para acomodarlo.
— Gracias, Theo —lleva las suyas directo al bolsillo.
— Iré por Oliver más tarde.
Comenta con cautela, supongo que queriendo saber si estoy al tant