Formamos un pequeño círculo y empezamos a sacudir nuestros cuerpos al ritmo de la música, chocando con otros de vez en cuando, animando a otros a bailar en el centro.
Parece que hubo un vaso lleno de algún coctel en mi mano en todo momento. Al principio me preocupaba que el único licor que contuvieran fuera ron, porque había leído en algún lado que no era bueno mezclarlos, pero después de una hora en la pista, dejo de importarme y empecé a beber lo que Valeria o los meseros ponían en mi mano.
No era algo que hiciera habitualmente, sabía que una mujer no debería confiar en desconocidos cuando había bebidas de por medio, pero aunque no pudiera considerar a los integrantes de Poisonous Cherry como mis amigos, Leo no apartaba la vista de mí y eso me facilitaba bajar la guardia por una noche.
De haber estado en mis cinco sentidos me habría aterrado darme cuenta de que confiaba en él, pero gracias a los cócteles podía podía admitir que había estado conmigo en momentos realmente vulnerables