Mundo ficciónIniciar sesiónAlma, es heredera de una de las familias más poderosas de Andalucía, Christian, un sacerdote entregado a su vocación y al servicio de Dios, ambos guardan el secreto de un amorío muy pasional ocurrido ocho años atrás, sin embargo, cuando creyeron que nunca más se volverían a ver, la vida les tendrá preparado un reencuentro en el pueblo donde todo surgió. Pero cuando aquellos castos labios retornen a su mirar, será cuando él se pregunte si caerá en pecado o mantendrá su celibato, mas la tentación no será lo único que oculte el pueblo de Andalucía, pues hay muchos secretos por revelar y que están resguardados entre las paredes de la santa iglesia. Registrada en SafeCreative Código de registro: 2304074002136 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Prohibido cualquier forma de comercialización, distribución o plagio de esta obra.
Leer másEra la noche del viernes, la despedida de soltero de Emiliano Monter, el hombre más rico y frío de la ciudad.
Emiliano Monter estaba sentado en el amplio mueble rodeado de sus amigos, no eran más que seis hombres, los únicos seis en los que él podía confiar realmente.
Las luces se apagaron, apenas se encendió una en el centro del techo que apuntó hacia un punto en específico donde una mujer rubia apareció.
Tenía el cabello corto a los hombros y una máscara que le cubría el rostro, un traje de cuero que ajustaba su perfecta silueta con cadenas de plata que hacían ruido cuando la mujer se movía.
La música comenzó, los amigos de Emiliano se inclinaron hacia el frente para ver el espectáculo, pero él simplemente se encogió de hombros, no quería una despedida de soltero, tampoco quería una bailarina exótica, pero ¿quién podía decirle que no a su amigo Samuel?
La mujer estiró las caderas y arqueó la espalda.
Era indudable que era un espectáculo de mujer, con la figura marcada, las piernas torneadas, pero había algo peculiar en ella. Emiliano se inclinó hacia el frente, estrechando los ojos.
No frecuentaba nunca lugares de estriptis, pero aquella mujer se le hizo curiosamente conocida.
La música llegó a su punto álgido, la mujer se contoneaba, bailaba, tenía movimientos sexys y una buena flexibilidad.
Notó como sus amigos comenzaron a emocionarse de más, pero él ciertamente estaba un poco aburrido.
Se recostó en el mueble con los brazos cruzados y observó el show en silencio.
— Vamos, anímate —le dijo Samuel meneándolo por el hombro — la contraté especialmente para ti, es toda una joya, y una ganga, era de las más baratas, pero la verdad no veo por qué. Para mí era la más atractiva de todo el catálogo, además, baila increíble. Mira esas caderas — la música seguía sonando a todo volumen, cuando terminó, los hombres aplaudieron.
La mujer no se quitó el antifaz.
La siguiente canción era más lenta, más seductora.
La mujer se tocó el cuerpo.
— Mira eso, todo eso puede ser tuyo esta noche —pero Emiliano negó.
— No, sabes que no me gustan ese tipo de cosas, no me voy a acostar con ella.
— ¿cómo que no? ¡pagué un precio muy alto para que viniera hasta aquí! No puedes hacerme eso.
— ¿No dijiste que era la más barata?
— Sigue siendo mucho para mí, no todos somos los presidentes de la empresa de moda más importante del país, ¡Vamos!
— Para nada, Samuel, me caso mañana.
— Sí, pero no te casas por amor. Yo más que nadie sé que es simplemente un negocio, además ni siquiera es un buen negocio — su amigo parecía frustrado.
— Claro que la amo — mintió — además, necesito una esposa temporal para que Casa Monter logre ese contrato con su familia, una vez terminen nuestras actividades con la empresa de ella… no sé.
— Bien, no te creo que te cases por amor con la pelirroja, pero si aún es así, ¿qué te impide llevarte a la cama a esa preciosura? — Emiliano pasó saliva, ciertamente no tenía la respuesta a esa pregunta, pero no le pareció correcto. Al ver la duda en los ojos de su amigo, Samuel se tronó los dedos y Emiliano notó sus intenciones.
— Pues si ella quiere, entonces tú acuéstate con ella — Emiliano se encogió de hombros.
— Bien, no soy mucho de recoger las sobras de mis amigos, pero hay tiempos oscuros y hay que aprovechar —Samuel se puso de pie y caminó hacia la mujer, ella se acercó a él y comenzó a bailarle cadenciosamente.
Su amigo trató de agarrarla por las caderas, pero ella tomó sus muñecas y las levantó en el aire impidiendo que la tocara.
Aquello solo hizo emocionar más a Samuel, sus compañeros aplaudían y chiflaban.
Emiliano se recostó aperezado en el mueble y observó la escena, su amigo trataba de bailar con la chica, pero lo cierto es que era pésimo bailando.
Ella se meneaba y lo seducía, pero no parecía dispuesta a ir más allá.
Cuando el hombre estiró la mano y la puso sobre uno de los senos de la bailarina a través del traje de cuero, ella se inclinó y le murmuró algo al oído.
La cara de su amigo cambió, del placer más erótico al la sorpresa más absoluta.
— ¡¿Cómo que no?! — dijo enojado.
El que controlaba la música le bajó un poco el volumen.
— ¿Qué está pasando? —preguntó Emiliano.
En cuanto la bailarina escuchó su voz, clavó los ojos en él, pero la luz del techo y la oscuridad de la casa le impidieron verlo con claridad.
— Pues que aquí nuestra bailarina me dice que no la puedo tocar, que ella es sólo bailarina — la muchacha se quedó paralizada en medio de la luz, la música se detuvo.
Uno de los amigos salió corriendo a encender las luces.
Cuando lo hizo, Emiliano notó que era incluso más joven de lo que parecía, no podía ser mayor de veinte seis, pero el antifaz le cubría todo el rostro.
Samuel la tomó por la muñeca con fuerza.
— Yo pagué mucho dinero para traerte aquí, ahora no te me vas a negar — la mujer se soltó con fuerza del agarre de Samuel.
— Cuando me contrató, en el catálogo muy explícito estaba que yo no era una prostituta, solo una bailarina, por eso era más barata que las demás. Si quería acostarse con una debió haber pagado las más caras — Emiliano sintió un extraño escalofrío en la columna. Esa voz...
Caminó hacia la mujer, la tomó por la muñeca y en un hábil movimiento antes de que ella lograra hacer algo se deshizo del antifaz de su rostro y entonces la vio.
Las fuerzas del cuerpo le fallaron, el antifaz en su mano cayó al suelo y rodó hasta estar a los pies de sus compañeros anonadados al otro lado.
La bailarina parpadeó un par de veces, pero en cuanto lo vio, en cuanto lo reconoció, abrió los ojos como la luna llena.
Espantada, apretó los labios y luego dio un paso atrás, pero seguía atrapada en el fuerte agarre de Emiliano en su muñeca.
— ¡Tú¡ —le dijo Emiliano, la voz le tembló.
Samuel los miró a ambos sorprendido, luego se aclaró la garganta.
— ¿Acaso la conoces? —Emiliano asintió.
— ¿Que si la conozco? ¡Esta mujer es mi esposa!
Un año después. Este último año trajo muchos momentos difíciles para mi familia, incluso para Enrique y Claude quienes han tenido que lidiar con mucho en sus vidas de la misma forma en que lo hicimos Alma y yo, pero nunca nos faltó el apoyo entre los cuatro. También me habría encantado tener el apoyo de Monteiro y más porque sé cuán cercano se hizo a Alma, pero desgraciadamente no contábamos con su compañía, no obstante, su partida no fue la única que lamentamos, especialmente hoy que es un día gris para mí. Es duro tener que verme al espejo vestido de negro para ir a un funeral. No pensé recibir esa noticia a medianoche y lo peor era tener que ver a mi hijo llorar por su ausencia, él no tenía ánimo de nada y solo quedaba en mis brazos siendo sus sollozos lo único que se escuchaba. Caminé hacia un lado de la habitación divisando la cuna donde reposaba tan dulce figura, el tercer regalo más bello que me dio mi amor, pues en mi cabeza y mi corazón Ángela seguía siendo mi hija aun cua
Me encontraba en una silla disfrutando la vista paradisiaca frente a mí, la brisa pasaba suavemente refrescando el caluroso día mientras el sol pegaba con intensidad. El mar acariciaba la arena con cada ola bañando su piel, la misma que prendía la vista de los ojos pecaminosos que tenía a su alrededor. Salió con tal sensualidad del agua, que parecía brillar con cada paso y llegó a la arena moviendo un poco su cabello para retirar el exceso lanzando a su vez una sensual mirada con una pícara sonrisa al ver el deseo en los turistas. Se inclinó tomando sus prendas las cuales vistió lentamente con un serpentino movimiento, todos estaban boquiabiertos disfrutando la escena hasta que ella se giró permitiendo ver con mayor claridad el hábito y seguido, acomodó el rosario en su cuello. Todos quedaron con una incómoda erección, pero tampoco le quitaron la atención de encima al verla caminar hacia mí, la recibí entre mis brazos con un profundo beso acompañado de mis manos en su trasero. Al se
Alma No cabe duda de que esta sorpresa fue la más increíble de todas, claro que me habría encantado tener a nuestras familias con nosotros, pero tener la compañía de los hombres más insólitos que he conocido en mi vida y en el lugar más… bueno, no hay una sola palabra que lo describa, es lo más grato del mundo, en especial cuando tienes un hombre-demonio como Claude dispuesto a hacer tanto a tu favor. —Es increíble cómo te armas los planes de la nada —comenté a Claude en lo que veíamos a los demás a lo lejos hablando con el papa Carruzo y otros sacerdotes. —De la nada no, gatita, todo lo calculo al detalle y manejo el itinerario a mi favor. —¿Y Christian sabía de esto? —Algo así… Digamos que hablamos del tema cuando terminó su periodo depresivo por la separación y él me confesó que estaría dispuesto a estar contigo si la vida le daba otra oportunidad, así que solo te di un tiempo prudente y en cuanto supe que vendrías a Europa me encargué de lo demás. —Pero era imposible que sup
Dos años después Alma —¿¡Qué!? ¿Cómo es posible si ayer confirmé? —Lo siento, es lo que dice el sistema. —¡Me importa poco, no perderé mi tiempo por un error de ustedes! —Bueno… Si lo desea podemos ofrecerle una noche en el mismo hotel y en el transcurso del día le informaremos cuándo sería su vuelo. —¡Oh! Gracias por su ayuda, menos mal me ofreció otra noche en el hotel —solté sarcástica al borde del colapso. Estaba que lo destrozaba en cualquier segundo. —No quiero otra sorpresa o juro que me escucharán como nunca, es la tercera vez que salen con un contratiempo y no dejaré pasarlo de nuevo. Salí hecha una furia, estaba harta de tanto problema, antes no sé cómo no aniquilé a nadie. Caminé por la zona logrando tranquilizarme hasta encontrar un café que con su solo aroma me atrajo, hice mi pedido y en cuanto di el primer sorbo sentí de nuevo mi hogar, mi familia, aquella que dejé tiempo atrás. Reconozco que a pesar de los contratiempos el viaje ha sido espectacular y este pequeñ
Christian Cerré la caja y caminé con esta hasta Alma quien seguía inquieta por mi silencio, pero ahora mismo debía hacer algo más importante antes de responder esa pregunta. —Hay algo que nunca me dijiste. —¿Qué? —¿Nuestra hija reposa en algún lugar especial? —Sí. —¿Podrías llevarme? Quiero verla. Fuimos hasta un punto apartado del pueblo al cual no había ido hace mucho, fue el primer lugar al que salimos cuando recién nos hicimos amigos, el cementerio… Alma y yo compartíamos un gusto por este lugar muy particular, porque en vez de verlo como algo triste y negativo, apreciábamos la paz que generaba en las mañanas cuando el sol calentaba esta tierra. Recuerdo que en ocasiones limpiábamos las tumbas más abandonadas o las que algunos vandalizaban por gusto. —Es esta —pronunció quedando frente a una lápida de mármol con flores blancas. —Cuando supe que sería niña debatí mucho sobre el nombre, pero el día que falleció decidí ponerle este. Caminé a paso lento y seguro quedando a su
Alma Es increíble ver cómo pasaron nueve años en un abrir y cerrar de ojos, así como también es increíble que hoy pueda estar en el parque frente a la iglesia con mis sobrinas. Nunca me atreví a pisar este lugar con ellas al recordar inevitablemente la fatídica noche en que perdí a mi hija y aun cuando todavía lo hago, ya no es con dolor y resentimiento, sino con paz interior y la felicidad de verlas sonreír mostrándome la imagen que pude tener con mi niña. Estos meses han traído consigo demasiados cambios en las vidas de todos, comenzando con el nacimiento de Felipe; el hijo de Juanca y Lucía, pero no solo él nos trajo felicidad con su llegada, sino que también se le sumó Franco; el hijo de Mariana y Raúl, una sorpresita que se tenían bien guardada ese par. Asimismo, tuvimos despedidas como lo fue el entierro de Mariela, mismo al que no quisieron ir ni sus hijos, pero sí lo hicimos Sarah, Rogelio y yo, no hubo lágrimas, pero al parecer Sarah sí pudo quedar más tranquila al darle e
Último capítulo