Me recosté en la camilla, todavía con el corazón acelerado, y sentí la cercanía de Richard a mi lado. Su mano rozó la mía y, sin que dijera nada, su presencia me dio un extraño alivio, aunque también me hizo sentir más vulnerable de lo que esperaba. Me quedé un momento en silencio, respirando hondo, tratando de ordenar los pensamientos que no dejaban de dar vueltas en mi cabeza.
Cuando pensé en cómo sería esto, nunca imaginé que sería así. Creía que Rupert estaría aquí conmigo, tranquilo, dándome seguridad, siendo la constante que siempre había conocido. Pero no. Aquí estaba Richard, tan cerca, tan intenso, y yo… yo todavía estaba aprendiendo a descifrarlo. La noche que habíamos compartido no dejaba de arder en mi memoria, y ahora, sentado a mi lado, parecía tan natural como si fuéramos una pareja… aunque la realidad era otra.
Dos meses habían cambiado todo. Él había mostrado facetas que no esperaba, y yo me sentía confundida, atrapada entre el deseo y la duda. ¿De verdad lo conocía?