—Sal de la tienda, Gia.
—Sí, Sir Nox, no pretendía causar ningún problema ni ser un inconveniente, volveré a mi puesto.
La mujer hace una ligera reverencia y sale de la tienda a paso apresurado, dejando atrás una sensación de incomodidad, infle un poco mis cachetes y me giré hacia el caballero, esperando a que me aclare que acaba de ocurrir.
—No se preocupe por esto, señorita Ginebra, le prometo que no volverá a ocurrir este tipo de mal entendidos.
—Gracias, pero ¿Qué acaba de ocurrir? Porque presiento que soy la única que no se ha dado cuenta de algo y eso me preocupa, no quiero arruinar su relación con aquella mujer.
—No estamos en una relación, es solo... compañía de cama, nada más.
Noto que hablar de esto le incomoda muchísimo, así que decido dejar el tema por la paz y volverme a tumbar en el catre y seguir con mi lectura o al menos esa era mi intención hasta que escuché la voz de Raulo en la entrada de la tienda, cerré el libro y me levanté de un salto de mi lugar, abrí un poco l