~Alana~
A través de la ventana del auto, podía ver el palacio real, con sus altas torres ondeando la bandera del nuevo Rey.
Un símbolo que jamás olvidaría: ese lobo parado en sus dos patas, rodeado por espigas.
El emblema de una manada que me trae recuerdos amargos y también hermosos.
Walker aprieta mi mano para hacerme saber que está allí, pero por más que quise hacerle saber que estaba bien, no podía.
Detrás de nosotros viene Edward, un apoyo incondicional que se ha querido mantener ahí y lo aprecio. ¿Lo difícil? Que su Luna está a su lado; incluso puedo sentir cómo su mirada se clava en mi nuca, como si pudiera matarme con ella.
—Todo va a estar bien.
—Lo sé —digo simplemente, mirando los demás carros que también avanzan hacia el palacio.
Una vez que llegamos, nos bajamos frente al jardín. Era hermoso, no lo negaba, pero para mí esto se sentía como un peso silencioso cayendo pesado poco a poco.
«Lo siento, Alana, su poder ha crecido y lo hará aún más cuando se conecte con