~Damien~
Lo había conseguido, todo por lo que había luchado, por lo que me había matado meses en destrozar mis garras y músculos; ahora estaba frente a mí.
El glorioso castillo de toda una línea de sangre que se ha pasado de generación en generación, una línea de sangre real poderosa por derecho que está a nada de extinguirse.
Solo faltaba uno, el último con la sangre real que puede hacer que todos mis planes fallen y se desmoronen.
El Alfa Dominic.
Un Alfa del que casi no sé nada más que los rumores que lo preceden, uno que se ha mantenido apartado de todo durante mucho tiempo.
Su silencio no me gusta; no saber dónde está su manada juega con mis nervios, pero por hoy, me voy a olvidar de eso.
Una mano suave toca mi brazo, enrollándola alrededor como si le perteneciera, y su mirada, perdida en el poder que ahora cree tener.
—¡Diosa!, esto es hermoso. Jamás pensé que sería la Reina y aquí estamos, mi amor.
La miré de reojo, su sonrisa brillante mirando el castillo, su