~Narrador~
La sangre manchaba el campo de batalla donde ahora dos lobos Alfa pelean a muerte. Con garras y colmillos se abalanzan el uno contra el otro, midiendo más que su fuerza.
Damien observa el encuentro desde la distancia, su lobo ansioso esperando su turno, caminando de un lado a otro por obtener el poder y destrozar a sus rivales.
A ellos no les importan los lobos ya muertos a un costado; sus planes van en marcha, mejor que nunca.
Va a ganar el puesto para ser el Rey y, una vez que obtenga el trono, podrá traer de nuevo a su Alana, donde sea que se encuentre.
Damien cierra los ojos, estirando sus músculos, ignorando a sus padres a su espalda y a su compañera elegida.
Él prefiere pensar en esos días en los que la tenía a ella, su aroma, su risa, cada detalle; su lobo tal vez no se acercaba tanto, no lo hacía porque no sentía del todo a su loba, pero estaba ahí.
Ahora entendía por qué nunca la había conocido. Su pequeña loba guardaba un enorme secreto que ahora sería sol