~Dominic~
El fuego de la chimenea se consumió lentamente el resto de la noche, dejándonos en una suave oscuridad con el amanecer a poco de llegar.
Había odiado los últimos días, los únicos en los cuales aquellos que me daban caza temblaban. No eran ellos los que me buscaban; era yo.
Lark estaba desatando su propia furia. Cada vez que pensábamos en ella preparándose para una ceremonia con alguien más, nos hacía perder el control, pero no lo suficiente para saber que eso podría salvarle la vida.
Por más que mi lobo lo odiara, por más que yo mismo lo odiara, teníamos que permitirlo.
No fue fácil verla caminar con Walker hacia el frente. Sus malditâs risas y sus miradas de amor bien ensayadas me estaban quitando el poco autocontrol que ya tenía.
Sabía que era una forma de convencer a los demás, pero yo no conocía el corazón de mi Alana. Ella podría ilusionarse; podría haber llegado a sentir algo por Walker, aunque nunca fuera correspondido.
Yo solo era una sombra, un recuerdo lejan