~Alana~
Posó su frente en la mía, atrayéndome a él, acomodándome en su regazo, sentándose de espaldas al fuego.
Yo quería saber sobre sus cicatrices; cada vez que las tocaba, sentía la piel áspera, notando que fueron profundas.
—¿Cómo te las hicistes?
—Esta —señala una en su costado, es la más suave, por decirlo así—. Fue la primera, me la hizo directamente el hombre que me ha dado caza desde que mi padre murió. Tenía sólo 16 años, estuve grave porque la cuchilla estaba cubierta de aconito. Mi lobo aún no despertaba, así que estuve al filo de la muerte.
Eso me apretó el pecho. Si esa, que es la menos pronunciada, tiene una historia así, ¿qué hay de las demás?
—¿Todas vienen de la misma persona?
—Directa o indirectamente, lo es.
—¿Por qué?
—Porque soy una amenaza latente para él, no se detendrá hasta acabarme o usar a los míos para eso.
Un escalofrío me recorrió al decir eso; los recuerdos de la noche en la que lo conocí, luego esa manada donde conocí a Walker, todo regresó a mí en ese