¿Cómo pudo olvidarse de eso?
Rápido levantó la mano y juró:
—Pero tranquila, Ricardo me lo prometió, no va a contar nada. Él me prometió que por su madrecita no iba a decir nada, además le dije que si hablaba, me desaparecía otra vez, para que aprenda.
Álvaro chasqueó la lengua, sin creerse ni media palabra.
—Las palabras de los hombres son puro cuento. ¿Eres tan boba que te tragaste todo? ¡Si hasta se casaron!
—¿Y tú por qué le tienes tanta tirria? ¿Es porque él ya está con alguien y tú no? ¿Estás celoso? —Marina respondió con un ataque directo, bien enojada.
—¿¡Celoso yo!? Por favor, ¿crees que no puedo conseguir novia cuando me dé la gana?
—¡Pues búscate una entonces! Eres un solterón insoportable, ¡ja, ja, ja!
—¡Marina, suficiente! —Perla la cortó en seco, levantando la voz.
De pronto le empezó a latir la cabeza del coraje.
—No pasa nada, ya era hora —William se acercó a calmarla.
—Ricardo va a volver, y no pueden andar escondiendo a Orión y Andi cada vez que comemos.
—Sí, sí. De a