En el piso de arriba, Andi abrió la puerta con cuidado, y miró hacia abajo con un ojo, husmeando que era lo que pasaba.
—¡Es el señor Ricardo, tal como pensaba! —dijo Andi.
—¿De qué están hablando? El tío Álvaro parece que se va a parar en la cabeza. ¿Qué le están preguntando al tío Ricardo?
—No lo sé —respondió Orión con la misma voz bajita.
Andi retiró el ojo y giró la cabeza para acercar la oreja y escuchar mejor.
—¿Casarse por lo civil y firmar un contrato? ¿Qué será eso?
Orion lo miró como si fuera un tonto. ¡Todos los días decía que quería encontrarle un novio a mamá, y ahora resulta que no sabe eso!
Aunque, en realidad tampoco era culpa de Andi. Las telenovelas que veía solo hablaban de amor, peleas y reconciliaciones, pero nunca explicaban bien la parte legal.
Con paciencia, Orión le explicó:
—Casarse por lo civil significa que la pareja va a una oficina y obtiene un certificado que los reconoce como esposos ante la ley.
—Ooohhh... okey.
Andi retiró la oreja y asintió, mostrand